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I.- La Iglesia del siglo I

 

 

I.1.- La venida del Espíritu Santo (Pentecostés)

      El día de Pentecostés, es decir a los cincuenta días de la Pascua judía, y estando reunido todo el grupo, unas 130 personas, hombres y mujeres, el Espíritu Santo se derramó sobre todos ellos, dando lugar al nacimiento de la Iglesia.

      Pedro, transformado con la fuerza del Espíritu Santo, salió a la puerta de la casa donde se había reunido una multitud de personas atraídas por el viento que la agitaba y por la comprobación de que quien les hablaba, siendo galileo era entendido por todos los presentes como si les hablase en su misma lengua. De esta forma Cristo fue propuesto  por primera vez al pueblo, como Señor  y Mesías.

        El contenido de la predicación de Pedro, sería el mismo que el del resto  de los apóstoles y discípulos, anunciaban a Jesús, que había sido crucificado, muerto y sepultado, habiendo resucitado "al tercer día según las Escrituras" haciendo "que la piedra que habían rechazado los arquitectos se convirtiera en piedra angular" y que "no existía ningún otro nombre sobre la tierra en el pudiéramos ser salvados", invitándoles a que creyesen en Jesús y se bautizasen.

        Si comparamos la temática de la predicación de Jesús durante el tiempo de su vida terrena, con ésta de los apóstoles, nos encontramos que en ella se había producido un  aparente  cambio, pues el tema de la predicación de Cristo giró toda ella en torno al Reino de Dios, mientras que  la de sus discípulos tuvo como centro la persona del Resucitado, como Rey de tal Reino.

        Los primeros convertidos, eran judíos o prosélitos, Jesús lo era, también su madre, los doce apóstoles… no es nada extraño que todos se sintieran y aparecieran  como un "grupo" dentro del judaísmo, similar a los otros que había en tiempos de Jesús:  fariseos, saduceos, zelotes, ellos fueron llamados "nazarenos" por su seguimiento de Jesús de Nazaret. Esta situación de identidad con el Antiguo Israel, no duraría mucho tiempo.

 

I.2.- Los discípulos inauguran un nuevo camino guiados por el Espíritu Santo.

       Un hecho vino, no sólo a desencadenar la primera de las persecuciones contra los seguidores de Jesús, sino a realizar la ruptura del nuevo Camino del Antiguo Israel,  y fue el día en que yendo Pedro y Juan a orar  al templo, al pasar por la Puerta Hermosa se encontraron con un paralítico que les pidió limosna, Pedro le dijo que no tenían ni oro ni plata, y que lo que poseían era en nombre de Jesús Nazareno y en su nombre le ordenaron levantarse y andar. El paralítico de inmediato se levantó curado, ante los ojos atónitos de la multitud de personas allí congregadas.  Entonces Pedro se dirigió a los presentes echándoles en cara que hubieran matado a Jesús, quien había sido  constituido como Salvador.

       El hecho se difundió de forma que las autoridades religiosas, el Sanedrín, decidieron cortar, prohibiendo a los apóstoles hablar de Cristo; la respuesta de  Pedro llevado ante el Sanedrín  no pudo ser más tajante: Es preciso obedecer a Dios antes que los hombres.

       A partir de este hecho se inició una persecución abierta. Esteban fue el primer mártir (por eso se le llama Protomártir), apedreado hasta morir por su fidelidad a Cristo, en el año 36. La ruptura entre el judaísmo y el cristianismo fue total, los nazarenos, considerados  como una secta herética fueron expulsados de la sinagoga. El joven Saulo, luego San Pablo, aprobó la ejecución de Esteban.

       Una nueva persecución contra los cristianos fue impulsada por Herodes, quien, deseando congratularse con los jefes de los judíos, mandó prender y matar a Santiago, siendo el primero de los apóstoles que fue sacrificado; esta persecución  promovió  la dispersión de los Apóstoles saliendo de Jerusalén, echando la semilla por los más diversos lugares del mundo entonces conocido. El granito de mostaza comenzó a crecer convirtiéndose en un árbol.

       La acción del Espíritu Santo iba marcando la vida del nuevo Camino: Se hizo patente en el contenido de la predicación apostólica, en la ruptura con el antiguo Israel, en la dispersión de los apóstoles, en la predicación a los gentiles.

       Tras la dispersión de los apóstoles se multiplican las nuevas comunidades cristianas, por  todas las colonias griegas del Asia Menor, las cartas de san Pablo son un buena pista del itinerario seguido en su evangelización, también Pedro, como atestigua su primera carta, predica a los judíos que viven en Ponto, Galacia, Bitinia…también llega a Roma, visita las comunidades de Samaria, y mas tarde recorre las comunidades costeras de Lida, Jope, y Cesarea. , así como la de Antioquia, el Apóstol Juan en el libro del Apocalipsis menciona a cinco de las iglesias dependientes de su predicación. Menos sabemos del resto de los Apóstoles.

 

I.3.- Primeras dificultades en la vida de las comunidades

        Los apóstoles no sólo se dedican a fundar comunidades sino que resuelven las dificultades internas que van surgiendo en el interior de las mismas. Una de ellas, la que podríamos llamar la primera de las herejías, la de los judaizantes que sostenían que los nuevos cristianos para salvarse necesitaban ser circuncidados y guardar la ley mosaica, los apóstoles, entre ellos Pedro, convocaron el que podríamos denominar el primero de los concilios, el de Jerusalén en el año 51, en el que abordaron el tema de la obligatoriedad del cumplimiento de la ley mosaica; el resultado del mismo fue dejar en libertad a los cristianos diciendo: “hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros que solo  os abstengais de comer carne de los animales sacrificados y ofrecido a los dioses, así como de la fornicación.”

     Otra de las dificultades fue el roce entre los  cristianos procedentes del judaísmo y los provenientes de la gentilidad, quienes se quejaron de que no se atendía debidamente a sus viudas. Los apóstoles ante tal queja establecieron el servicio del diaconado, escogiendo siete hombres para que se encargaran de la distribución y ayudas a los cristianos más necesitados. Los apóstoles pudieron así dedicarse de lleno a la oración y a la predicación.

 

I.4.- Los sacramentos en la vida de la Iglesia del s.I

    En los textos del Nuevo Testamento y en vida de los Apóstoles se nos habla de la administración de lo que luego se llamarían  sacramentos. Es clara la administración del bautismo que se realizaba por inmersión. Igualmente la celebración de la Cena del Señor tal como lo atestigua Pablo en la carta a los Corintios, a quienes reprende por su forma de celebrarla: “Quien come de este pan y bebe de la copa sin discernir el cuerpo y la sangre del Señor, come y bebe su propia condenación”. Hay signos del sacramento de la Confirmación en la imposición de manos sobre los bautizados para comunicarles el Espíritu Santo. El sacramento de la Reconciliación resuena en las palabras de Cristo: "A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados y a los que  se los retengais les quedan retenidos". La carta de St.V,4 atestigua: "Está enfermo alguno de vosotros, llame a los presbíteros de la Iglesia, y oren por él ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y si tuviere pecados le serán perdonados", texto que nos lleva al sacramento de las curaciones que con el tiempo comenzaría a llamarse Unción de Enfermos. San Pablo nos da cuenta de cómo en las iglesias locales va dejando presbíteros a los que consagra con la imposición de manos, así lo atestiguan las cartas a Tito y Timoteo.

 

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