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IV.1.- Preludio

          Los teólogos buscaron en las Sagradas Escrituras y en la Tradición de la Iglesia los argumentos  necesarios para mostrar que los cristianos tenemos en la Iglesia Católica Romana la plena continuidad respecto a la Iglesia fundada por Jesucristo sobre los Apóstoles  para poder refutar las afirmaciones luteranas.

          España fue el país que antes empezó a hacer una reforma católica del clero y de las órdenes religiosas. En los preparativos del Concilio tuvo un gran protagonismo la escuela de Salamanca fundada por Francisco de Vitoria. En la escuela salmantina destacaran otros teólogos como Melchor Cano y Domingo de Soto cuyas aportaciones  tendrán una gran importancia, fundamentalmente en tres cuestiones:

  1. La afirmación de la libertad humana frente  a la doctrina de la predestinación planteada por el calvinismo (Doctrina reformista de Calvino).

  2. La fundamentación del derecho de gentes basado en la igual dignidad esencial de todos los seres humanos.

  3. La conciliación de la acción de la gracia con el ejercicio del libre albedrío (Potestad de obrar por reflexión y elección).

       Poco antes del comienzo del Concilio será aprobado por el S.R.Pontífice la Compañía de Jesús (1540) con el propósito de defender la Iglesia Católica. Algunos teólogos jesuitas hicieron grandes aportaciones a la doctrina católica en el Concilio de Trento.

 

IV.2.- La celebración  

          S.M.I.Carlos V de Alemania y I de España pidió la celebración de un Concilio ecuménico, al pensar que con él llegaría la solución del problema religioso luterano y a la vez resolver los problemas políticos. S.S.Pablo, Pp., III había sido elegido S.R.Pontífice en 1554, por la promesa de convocar un Concilio. El Concilio se intentó hacer en Mantua (1537) y en Vicenza (1538). A pesar de las guerras que hubo entre S.M.Francisco I de Francia y S.M.I. Carlos V de Alemania y I de España el Concilio inauguró sus sesiones en Trento (norte de Italia) el 13-xii-1545. Los protestantes decidieron no asistir al Concilio.

El S.C. de Trento fue celebrado en tres fases, porque tuvo que ser interrumpido dos veces: la primera para alejarse de la excesiva influencia de S.M.I. Carlos V de Alemania y I de España; la segunda por la reanudación de la guerra entre los príncipes alemanes y el propio Emperador.

  • Primera fase (1545-1547): Fueron abortados los principales temas doctrinales planteados por los protestantes, como la interpretación de las Escrituras, la predestinación y la gracia, la libertad humana y ciertas cuestiones disciplinares de los obispos.

  • Segunda fase (1551-1552): centró su atención en los Sacramentos y el culto.

  • Tercera fase (1561-1563): S.S.Pío, Pp., IV renovó la convocatoria en 1561. En las deliberaciones se impusieron las cuestiones disciplinarias para la auténtica aplicación de una reforma eclesiástica. El S.R.Pontífice publicó la Profesión de la Fe tridentina (perteneciente a Trento) resumiendo los derechos doctrinales del Concilio el 26-i-1564.

          La participación de obispos fue escasa en las dos primeras fases y muy numerosa en la tercera. En el Concilio destacaron los teólogos de la escuela de salamanca, los dominicos y la Compañía de Jesús.

  

IV.3.- Las enseñanzas  

IV.3.a.- Dogmáticas

          Las principales enseñanzas del Concilio de Trento sobre los dogmas católicos son los siguientes: 

  1. Sobre las fuentes de Revelación. Estas son las Sagradas Escrituras y su único intérprete autorizado es, por mandato de Jesucristo, el Magisterio de la Iglesia.

  2. Sobre el pecado original. La naturaleza humana quedó herida por el pecado original, pero no absolutamente corrompida; por eso, el cristiano, con la ayuda de la gracia, puede hacer el bien y evitar el mal, aunque costoso.

  3. Sobre los Sacramentos: La gracia llega por medio de los Sacramentos, que son siete. El bautismo borra el pecado original del alma humana, pero no la tendencia a pecar. La confesión perdona realmente cualquier pecado cometido después del Bautismo, si existe arrepentimiento sincero. La presencia de Jesucristo en la Eucaristía es real y verdadera. La Santa Misa es la renovación del sacrificio del Calvario. El sacramento del Orden Sacerdotal fue instituido por Cristo para la celebración de la Eucaristía y para perdonar los pecados: También trató el Concilio los demás sacramentos.

  4. Sobre la fe sin obras. El Concilio declaró, frente la doctrina de Lutero, que la gracia divina y la libertad humana obran conjuntamente la justificación del hombre pecador. Enseño que los actos humanos pueden ser moralmente buenos –es decir meritorios y dignos de ser premiados con el cielo- o malos –pueden condenar al infierno-, según resulte en el Juicio particular después de la muerte.

  5. Sobre el culto a la Virgen (hiperdulía) y a los santos (dulía). El Concilio afirma que ambos son lícitos, porque en ellos, en especial la Santísima Virgen, son intercesores eficaces ante Dios, y sus imágenes son útiles para facilitar la piedad del pueblo cristiano.

 

IV.3.b.- Disciplinares

          En el aspecto disciplinar, los decretos de Trento tuvieron una gran importancia y significaron un gran impulso para la auténtica reforma de la Iglesia. Entre otras medidas, señalaron:

  1. La obligación de los obispos de residir en sus diócesis y realizar visitas a sus parroquias de un modo frecuente, así como de mantener una vida austera, de acuerdo con servicio que presentan.

  2. Los obispos debían igualmente cuidar la selección y la formación moral, teológica y doctrinal de sus sacerdotes, para lo cual se manda la erección de seminarios diocesanos, de manera que se llevase a cabo la reforma real de los ministros de la Iglesia.

  3. Parecidas recomendaciones de residencia, predicación, cura de almas, vida austera, uso del traje talar, etc., se hicieron a los párrocos, a quienes se manda impartir catequesis a los niños e instrucción religiosa a sus fieles. Se dictan normas contra el concubinato de los clérigos.

  4. En cuanto a los religiosos, a todos se les urge a la vida en común y se insta especialmente a las monjas a recuperar las clausuras donde hubieran sido rotas.

  5. El Concilio también legisló sobre las indulgencias, la observancia de los días festivos, los ayunos, e invalidó los matrimonios clandestinos. Otra gran novedad es la prohibición de los duelos, imponiendo gravísimas penas a sus participantes.

          Ningún otro Concilio había dejado una huella tan profunda en la vida de la Iglesia. No pudo restablecerse la unidad perdida con la escisión de los protestantes, pero sirvió para clarificar los puntos fundamentales de la fe católica y elaboró un ambicioso programa de reformas que darían abundantes frutos en los siglos posteriores.

  

IV.4.- Los frutos  

IV.4.a.-  Unidad de la Iglesia Católica

          Tras la clausura del Concilio, S.S.Pío, Pp., V, fue en sus años de S.R.Pontífice (1566-1572) quien mostraría sus primeros frutos para la Iglesia universal. En 1566 publicó la versión actualizada del Catecismo Romano y también publicó el Breviario (conjunto abreviado de las obligaciones públicas religiosas del clero a lo largo del año); en 1570 salió la nueva versión del Misal Romano que estaría vigente en la Iglesia hasta la reforma del S.C.Vaticano II.

          S.S.Gregorio, Pp., XIII, inició la reforma de la administración eclesiástica y la fundación de colegios romanos para sacerdotes. Finalmente S.S.Sixto, Pp., V concluyó la aplicación tridentina con una profunda reorganización de la curia (conjunto de abogados, escribanos, procuradores y empleados en la Administración de Justicia) la implantación de las visitas obligatorias de los obispos a Roma (visita Ad Limina Apostolorum, “A las Tumbas de los Apóstoles”) para informar del estado de su diócesis y la revisión de la Vulgata.

          El Concilio avivó la fe de los creyentes, aumento la frecuencia de los Sacramentos, dignificó la vida episcopal y sacerdotal; mejoró la formación del clero e impulso el arte, especialmente la arquitectura, pintura y música religiosa, que tuvieron un gran desarrollo en la época del Barroco (s.XVII). Supuso, además en la jerarquía eclesiástica y en el clero un sentido de cohesión y dirección esencial para la revitalización de la iglesia durante la Contrarreforma.

          Después del S.C. de Trento, la devoción del pueblo cristiano se centró más aún en la Eucaristía. La fiesta del Corpus Christi se convirtió en la celebración católica por excelencia. La devoción a la Pasión del Señor tendrá una clara manifestación en las procesiones de la Semana Santa. En cuanto a la devoción a la Virgen María, el Concilio supuso un notable impulso y muchos de los esfuerzos se centrarán en defender el misterio de la Inmaculada Concepción.

 

IV.4.b.- La floración de santos y órdenes religiosas.

          De gran transcendencia fue sin duda la Compañía de Jesús, creada por san Ignacio de Loyola. A la luz de los secretos de Trento y a lo largo del s.XVI, una floración de nuevas fundaciones y santos vivificó la Iglesia: además de los jesuitas, los Oratorianos de san Felipe Neri y los Escolapios de san José de Calasanz, aparecen entre los Oblatos de san Carlos Borromeo y el Oratorio de Jesús para la formación de Sacerdotes de misión y las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl para la atención de los más necesitados. Entre las órdenes hospitalarias destaca el desarrollo de la obra asistencial iniciada por san Juan de Dios.

          En España, Santa Teresa de Jesús impulsará la reforma de la orden del Carmen y junto con San Juan de la Cruz extenderá la reforma del Carmelo a los varones. El monacato femenino se enriquece también con nuevas órdenes, entre las que destacan la orden de la Visitación (Salesas) de san Francisco de Sales y santa Juana Chantal, que son monjas contemplativas la compañía de María (de santa Juana de Lestonnac) y las Ursulinas (de santa Ángela Merici) con la misión de formar a jóvenes cristianas.

IV.- El Sacrosanto Concilio de Trento:

la Reforma de la Iglesia

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