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I.- Carlos el Grande

es nombrado Emperador

          El hijo de Pipino el Breve y de Bertrada de Laón, cuyo verdadero nombre era Carlos I, aunque se le conoce como Carlomagno o Carlos el Grande, nació en 747 d.C. y falleció en 814 en Francia. Fue rey franco y lombardo y también fue el fundador y Emperador del Imperio de Occidente, que pasó a llamarse Carolingio tras su restauración y que más tarde sería restaurado de nuevo. La verdadera razón de su coronamiento fue una inteligente negociación llevada entre S.S.León, Pp., III y el mismo Carlos.

          Pero estas negociaciones se remontan a hechos pasados en las que la Iglesia y Carlomagno son aliados. S.S.Adriano, Pp., I le pide ayuda a Carlomagno, tras la muerte de su hermano (Carlomán) en 772 d.C., para derrotar a los lombardos. Dos años más tarde los derrotan y S.S.Adriano, Pp., I lo corona Rey de Lombardia y “Protector de Roma”. Aquí podemos apreciar cómo empiezan a ayudarse mutuamente la Iglesia y el rey.

          Entonces el rey y S.S.León, Pp., III hacen un pacto en el que el ejército pontificio le ayuda a conquistar la gran parte de Europa, unificada en una nación, cristianizar a las diferentes etnias y nombrarlo Emperador de Roma. A cambio, Carlomagno entregó unos territorios a la Iglesia, que serían los futuros Estados Pontificios.

          La Navidad de 800 d. C. el S.R.Pontífice lo corona en la Archibasílica de San Pedro como Emperador de los Romanos. Después de esto, el Emperador Bizantino Miguel I Rangabé de oriente lo reconoce como emperador de Occidente.

          Gracias a todo esto conformó un imperio Europeo y cristiano llamado Carolingio. Esto ayudó mucho a la futura evangelización de Europa y, en consecuencia, al nacimiento de una Europa con unas mismas raíces.

          En el año 813 d.C. Carlomagno corona a su propio hijo, Ludovico Pío, Emperador del Imperio Carolingio, con el que se dividió el sueño de Carlos de una sola nación cristiana, al fracturar su herencia entre sus hijos (Luis el Germánico, Lotario I, Pipino I de Aquitania y Carlos el Calvo). Un año más tarde fallece y es enterrado en Aquisgrán (Aachen, Aix-en-Chapelle).

          Los Estados Pontificios, al igual que el Imperio, fueron decayendo hasta reducirse a las actuales Ciudad del Vaticano y Francia.

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